Érase una vez… Un país con sanidad pública (II)

Había una vez un reino en el que todos los súbditos, desde el más rico hasta el más pobre podían enfermar. Y podían hacerlo porque sabían que el cualquier rincón de ese hermoso lugar había un sanador lo suficientemente formado y hábil como para dar cura a su mal. No en balde, los ciudadanos y ciudadanas habían trabajado arduo durante mucho tiempo, pagando sus impuestos para que aquello fuera una realidad. Así, tras largo tiempo de luchas y sacrificios, los Estados vecinos se asombraban de cómo en el reino de España todos sus habitantes contaban con la misma atención médica que su Majestad.

Sí queridos amigos,  ya estoy empezando a pensar en cómo les contaré algún día a mis hijos y sobrinos la historia de que en nuestro país hubo un tiempo en el que la sanidad era una cuestión pública y no sólo de unos pocos afortunados. Explicarles cómo de pronto ésta se convirtió en el privilegio de los más ricos, contraviniendo artículos constitucionales tan fundamentales como el del derecho a la vida o el de la dignad de las personas, creo que es algo que me costará; así que, más vale que comience pronto a preparar el incomprensible relato.

Sin embargo, puede que aún no esté todo perdido y que en el cuento todavía estemos a tiempo de incluir algún que otro héroe y heroína. Ciudadanos anónimos que salen a la calle para protestar, pero también – y he aquí la novedad – médicos que luchan contra el golpe de Estado a la sanidad pública.

En Madrid esta semana ha ocurrido algo sin precedentes. Por primera vez los sanitarios irán a la huelga indefinida a finales del mes de noviembre, para protestar contra las medidas anunciadas por el ejecutivo regional de Ignacio González y mostrando su absoluto rechazo hacia éstas. La recientemente creada Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (AFEM) votaban a favor de la iniciativa el pasado miércoles.

En la nota presentada a los medios, AFEM aseguraba que las reformas anunciadas «pretenden desmantelar la sanidad pública madrileña», afectando «directamente a la atención sanitaria de cerca de 1,3 millones de ciudadanos y a la situación laboral de unos 8.000 profesionales». Además, el presidente de la entidad afirmaba, en la asamblea convocada para tratar el asunto, que «la situación es tan dramática que o hacemos algo, o dentro de unos años no tendremos sanidad pública para nuestros hijos o mayores».

Además, ese mismo día la Junta Directiva del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid se mostró contraria a las reformas incluidas en el Plan de garantías para la sostenibilidad del sistema sanitario público, que presentó la semana pasada el consejero de Sanidad en Madrid, Javier Fernández Lasquetty. Sus integrantes son contrarios a las medidas, que fueron adoptadas sin contar con la organización colegial y piden «que se retiren y se creen grupos de trabajo para estudiar otros planes». Éstos coinciden con AFEM en que el plan supondrá «un deterioro en la calidad asistencial al producir una reducción de plantillas y una reordenación de los recursos humanos que va a suponer un despido encubierto de un gran número de médicos interinos y eventuales».

Estas posturas se unen a los encierros y manifestaciones que vienen produciéndose en ocho hospitales de la capital desde hace una semana, cuando se anunciaron los nuevos ajustes. Primero fue el de la Princesa – centro puntero en investigación que la Comunidad de Madrid pretende convertir en geriátrico -, después el Carlos III – al que quieren transformar en institución de larga estancia – y más tarde otras tantas instituciones que se ven amenazadas por la privatización: el Hospital Infanta Leonor (Vallecas), el del Henares (Coslada), los del Tajo (Aranjuez), el Sureste (Arganda del Rey), el Infanta Cristina (Parla) y el Infanta Sofía (San Sebastián de los Reyes).

No cabe duda de que la sanidad en España, no sólo en Madrid, está en peligro. Y es deber de todos nosotros, del conjunto de la sociedad civil, hacer algo para remediarlo antes de que ésta se convierta en un mero recuerdo, llevándose consigo tantos años de esfuerzo y trabajo.

Todavía estamos a tiempo de cambiar el final de este cuento.

Saludos desde este lado del cristal.

ACTUALIZACIÓN (29/12/12): Después de cinco semanas de huelga, en la conocida como ‘Marea blanca’, los médicos madrileños han abandonado la huelga indefinida, aunque no así la protesta, tras la aprobación de la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos que abre la vía a la privatización del sistema sanitario. Cerca de 400 directivos de atención primaria, casi la mitad, están dispuestos a dimitir en bloque cuando empiecen las privatizaciones. De esta forma los sanitarios han optado por un cambio de estrategia, optando por vigilar las posibles irregularidades de la gestión privada, llevándolas a los tribunales en su caso, y usando las dimisiones en bloque como medio de presión. 

De acuerdo con el diario EL PAÍS y en referencia y en referencia a las declaraciones del presidente de Afem, Pedro González:

«Los paros han dejado por el camino 40.000 consultas suspendidas, más de 6.000 operaciones aplazadas, un 40% menos de altas, con lo que escaseaban las camas libres para ingresar a nuevos pacientes… Y un agujero importante en las nóminas de los médicos que han secundado todas las jornadas: el descuento por día de huelga va de los 150 euros a los 235, en función de la antigüedad. Con el cambio normativo ya consumado, los médicos cambian de rumbo, pero no descartan volver a convocar huelgas en enero».